Los temores, miedos y angustias han de ser derrotados, según el norteamericano WILEY, retrocediendo a la fantasía de nuestros orígenes. Los mapamundis así lo determinan. Y también reconociendo que ése es el otro componente de humor que precisamos, el que mediante la formación en la mente de imágenes visuales nos incitan a despertarnos de letargos asustadizos, timoratos.
Por lo tanto, esa iconología de múltiples derivadas oculares nos la expone en orden a saciar nuestras ansias, a dotarnos de una ruta cuyo rumbo perdido sea encontrar seres polícromos, fantasmas, espectros, el mundo, en definitiva, al que la inseguridad no ceja en querer abolir porque es libertad, espíritu creativo, inmensidad entre entornos cercados, alambrados.