Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
FERNANDO RODRIGO (1944-2014) /MI OBRA ES MI MEMORIA
Escribió Jean-Marie Schaefferque limitar la aplicación de arte a los contextos históricos que siguen a su invención equivalea condenarse a una completa esterilidad cognitiva, que, en lugar de tratar de comprender los rasgos constituyentes de una práctica humana, se limita a repetir indefinidamente la misma tautología: es arte lo que es llamado arte.
Por eso podríamos señalar que la pìntura del segoviano RODRIGO es arte sobre arte, o quizás mejor, arte sobre la memoria del arte, sobre su historia vista desde una plástica que la invoca como constitutiva del obra del propio autor, que le rinde así su homenaje y tributo.
En ese proceso y mecánica minuciosa que descubre las llagas de un tiempo pasado y presente y augurio de futuro, se manifiestan huellas ricamente representadas de una supervivencia, de los rastros que se conservan del paso de una conciencia del vivir creativo y culto.
Se tiene derecho a mentir sobre las apariencias, pero no sobre lo esencial.