Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
JOHANNES GRÜTZKE (1937-2017) / NUESTRA VIDA ES UN AMOR ENTRE CUCHILLOS
Decía Panofsky que es fácil encadenar y torturar a Prometeo, pero el fuego que su antorcha ha encendido nunca se extinguirá. Tal parececomo si el alemán GRÜTZKE lo hubiese escuchado y le contestase a través de una pintura en la cual no hay lugar para la piedad y en la que el hombre está condenado a su propia indignidad.
Una superficie empastada con la misma violencia que vomitan sus imágenes, es la prueba de que el artista no ha dejado material religioso, social, histórico, político, cultural, sin su brutal contundencia, pero con una sabiduría plástica que nos hace sentirnos dentro de cada una de esas escenas.
Es cierto que podemos atenernos a su antecesores alemanes del expresionismo y la Nueva Objetividad, mas ello sin incidir en absoluto en atribuirle un mero continuismo sino el reconocimiento de una singularidad estilística que rompe delimitaciones y descalificaciones.
Si he sobrevivido ha sido al precio de innumerables derrotas, de terrores sin nombre, de abominables humillaciones, de capitulaciones nefandas. La victoria de la corrupción sobre la corrupción. ¿Puedo llamarla de otra manera?