Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
MIGUEL ÁNGEL FOLLENTE (1950) / SIGUEN CREYENDO EN SÍ MISMOS
Una pintura circunspecta, geométrica, armoniosa, fragmentada en planos sobre un espacio escueto y plano. La grafía es casi solemne, el color ajustado y sincronizado con la idea proyectada.
Sin embargo, esos aparentes androides configuran en sí mismos la simbolización de una época y de un modo de vida que se advierte en la transfiguración de sus representaciones.
No obvia el madrileño FOLLENTE la crudeza en su obra, solamente la fusiona con el artificio, con una visión que pacta con lo metafísico, lo surreal, con una realidad imaginada desde un pensamiento que se expresa como una reflexión íntima y muy personal.