CUI XIMING (1986) / NO HAY QUE CALLARSE

  • El tamiz luminoso atraviesa la superficie, lo que permite visualizar figuras que llevan callando muchos silencios, que inspiran al chino XINMING una plástica que irradia la encarnación de unos fulgores entre la acción y la memoria.
  • Aborda las gamas cromáticas como elementos flotantes que tienen la misión de conferir movimientos que nos instalen en las coordenadas de lo que acontece en unos espacios y momentos determinados.
  • Así, la representación no llega a querer concretarse sino a través de una configuración que incita a revelaciones, conjeturas y enigmas, a sentir la profundidad de una pintura que ella misma se oscurece por ir más allá de su fin.
  • Toda la profundidad del cielo y de la tierra a cuya lengua de
  • pánico únicamente me someto.

(Enrique Molina)

Publicado por Goyo

Escritor de arte, coleccionista.

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