Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
MICHAEL GOLDBERG (1924-2007) / LOS COLORES NUNCA SE VAN
Hay colores puros y colores que se mezclan y se funden los unos con los otros, se enfrentan y combaten hasta cuerpo a cuerpo, se desparraman, se mueven, pues su creador no les da licencia para abandonarlo aunque le suponga una etiqueta de expresionismo de segunda generación.
Tampoco permiten que la superficie les imponga una dirección determinada, se salen más allá de la misma si es necesario, porque el trazo, el brochazo, la violencia, la exaltación y la neurosis es su signo, y no se cansan de repetirlo de todas las maneras posibles.
Además el americano GOLDBERG imprime una fuerza insólita a lo manchado, sabe conjugarlo y ahondar en su ánimo, descubrir en ello lo que es inasimilable y al mismo tiempo incita a traspasarnos su emoción y la liberación de un destino que nos tiene acosados.