Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
CARLOS GARCÍA DE LA NUEZ (1959) / SON MIS TERRITORIOS
Si para Rudolf Arnheim los pensamientos están necesitados de recibir una forma y la forma debe derivarse de algún medio, el cubano DE LA NUEZ esa materialización la ha hallado a través de su propio código plástico.
Por eso sus obras, pensadas al hilo de ritmos y ecuaciones, encierran dentro de sí mismas una pluralidad de significados derivados de unos significantes que tiene en el color su portavoz.
Una vez que inicia el proceso de ejecución, las gamas cromáticas, tan densas y brillantes, así como sus yuxtaposiciones, mezclas, revuelos, agitaciones y torbellinos, se acoplan a su dirección entre lo soterrado y lo ocultado hasta entonces. Ya no hay otra decisión.
He pasado hambre. Casi no existe plato que no haya probado
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