Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
Decía Adorno que las heridas que en el arte causa la abstracción sólo pueden curar cuando se intensifica la misma, ya que así impide que los fermentos conceptuales se contaminen de realidad empírica: el concepto se convierte en parámetro.
El colombiano VARGAS así lo ha entendido e interpretado, dejando que los remolinos, superposiciones, vuelos, confrontaciones, diálogos, sean una concertación figurada de colores sueltos, mezclados, impuros, señalados para la vida, en la que representan un renacer desde la nada.
No dudan de la textura de sus trazos, de las manchas vigorizadoras, de las sensaciones que originan, de las tramas con que iluminan y se esconden, del bullicio que arman, de la pasión con la que se expresan y contagian, del frenesí que ya es incapaz de cesar.