Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
CECILIA IVANCHEVICH (1977) / LOS SUEÑOS DEL ESPACIO
Ante la obra de la argentina IVANCHEVICH podríamos preferentemente hablar de sus aspectos técnicos, de su significación en la historia de las artes plásticas y visuales o de su relación con el espacio.
Pero, sin embargo, lo que trasciende es su sentido de aventura, su encuentro con un cosmos de dimensiones indefinidas que nos hace ver más lejos del plano hasta llegar a insertarnos en él y desperdigarnos.
Hay una lluvia de contrastes, de pasajes ignotos, diversas escalas, continuos vacíos entre topografías enigmáticas que se acercan o se alejan, se muestran y se ocultan, dibujan y se esfuman, deshacen las formas o las vuelven a su origen mutante, a su pensamiento entre la geometría y su reverso.