Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
Desde la Grecia clásica al arte se le atribuye tanto el carácter ilusoriocomo el verídico. Con el paso de los siglos mutó y derivó en algunas concepciones de una irrealidad concebida como real a pesar de ser ficticia.
En el caso de la china GANG el empleo del aerógrafo determina que su tratamiento plástico fuese endemoniadamente irónico y referente de un juego de androides que semejaban artificios de hipnóticas miradas.
Sus rostros y cuerpos tienen la simplicidad que les permite definirse como autómatas de coloridos lisos que en cada obra se preocupan de un brillo insinuante y regocijante.