Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
Manifestaba DEWEY que el arte es la prueba viviente y concreta de que el hombre es capaz de restablecer conscientemente, por tanto racionalmente, la unidad de sentido, de deseo, de impulso y de acción característica de la criatura viva.
Es evidente que él nunca conoció a las criaturas que pasaron objetivadas de la mente obsesiva del valenciano DOÑATE a los espacios vacíos para que no se saliesen de ellos, no fuera que encima montasen un desaguisado. Seguro que no repetiría lo dicho.
Sin embargo, les ha dado un tratamiento plástico denso, con contornos y volúmenes acentuados, con la energía de una locura que lleva tiempo intentando convocarlos, cuyos cromatismos son carne y ennegrecimiento para hacer visible un poder que juega con los vivos.
¡Dejadme! La vida me ha dado ahora en toda mi muerte.