Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
Se ha dicho que el arte no conoce otra ley que la que él mismo se da, ni otro fin que no sea el de su realización, una realización que ha de ser adecuada a sí misma.
El alemán MOODY, después de darle muchas vueltas y seguir múltiples desarrollos abstractos, ha sido determinante: con esta técnica obtengo, ya sea en vertical u horizontal, que la superficie resplandezca, viva y se muestre como una realidad que solamente habla el lenguaje del color, de un color que se amalgama y no está quieto, siempre tiene que estar tiñéndose para modificar su aspecto y presentación.
Tiene la fluidez que se va descascarillando, arrugando, desfigurando capa tras capa, sustentándose en lo volátil, en lo efímero de una epidermis que reviste el magma imperecedero y que no deja de escupir e irradiar su lava sin quedarse nunca vacía.