Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
No conozco de nada al estadounidense HAAS, me dice Arcimboldo, pero tengo que agradecerle que no me haya olvidado aunque sea trasplantando mi obra a unas esculturas de fibra de vidrio.
Con ello no ha perdido significaciónni grandeza, ni perennidad ni certeza, se han agigantado para que su misterio esté conectado a la fuente de la vida, a una naturaleza que cada día tiembla más ante el precipicio de encontrarse sin nada.
Sí, es espectacular y lo será siempre en cada lugar y en cada espacio, mas no es estéril ni vana su espera, se quedará guardando la tierra entre la tierra para los que la pisan y entienden su mirada.
Despedirse es cultivar un rocío para unirlo con la secularidad