LEELEE KIMMEL (1983) / SACO DE MÍ MISMA LA ALEGRÍA

  • Decía Antonio Saura que el compromiso se establece con un proyecto, mas no todavía con un resultado, cuya complejidad y resolución, imprevisibles, puede llegar a alterar sustancialmente el sueño de la razón.
  • La neoyorkina KIMMEL se esconde detrás de unos espectros coloridos, abstractos, en continua mutación, que bailan, seducen, quieren deshacerse de la forma que está subyacente e invitarles lúdicamente a ser sus intérpretes.
  • Reflejan una acción inexorable que no conduce más que que a un quehacer pictórico en el que los iconos son transformaciones en que una plástica tan decidida se ha implicado cromáticamente, concibiendo una pasión por seguir siendo lo que es.
  • Nadie sabe nada, nunca. Nada.
  • Todo es eso. ¡Ansiedad vuelta hacia dentro,
  • sorda, detestable; alejada!

  • (Ricardo Molinari)

Publicado por Goyo

Escritor de arte, coleccionista.

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