Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
Las obras del singapurense TAN son como los frutos de una evaporización o destilación cuya significación nos fuese otorgada como una oración poética a modo de transparencias embrionarias.
Desprenden una atmósfera que se respira en el sosiego de una melodía para la mirada, como si estuviesen desnudas, fluctuantes, licuables, y tendiesen unos hilos de amaneceres entre líquenes.
Se podría señalar que la abstracción está tocando limites que llegan a lo más luminoso, a los más sensitivo y perceptivo, a la ingravidez y espiritualización de lo invisible.