Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
Si el arte siempre está muerto y el arte vivo es un engaño, como dijo alguien, el franco-senegalés le da la vuelta al practicar el arte siempre vivo y dejar que el muerto siga muerto aunque engañe.
Procede de un continente que recoge todo lo que está tirado y con ello, quebrado y roto, fragmentado y cortado, desmenuzado y pegado, crea su propio imaginario, aquel que es propio de una tierra y una humanidad destrozada.
Son ideas, intuiciones, sensibilidades, que saben sentirse plásticas y visuales, simbólicas y verdaderas, individuales y colectivas, luces y sombras, tiempos y lugares.