Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
HEINZ ACKERMANS (1949) / NO HAY NECESIDAD DE ACABARLAS
Quería quitarse de encima las formas añadiendo revestimientos, volúmenes, adherencias, hasta que la escultura estuviese rebozada y cubierta por las viscosidades de una nueva piel.
Son como restos encontrados que encarnan lo primitivo, pero que a través del artista se han vuelto a simbolizar y personificar, a presentar su constitución plástica con la carga metafórica de milenios y silencios.
Evidente es, por lo tanto, queel alemán ACKERMANS ha trajinado de acuerdo con una cosmovisión que vuelve atrás, a los tiempos del hierro y de la piedra, a los momentos de origen y gestación, a lo que era vida y después tumba.
Los chicos suman panes y luceros en sus pizarras de luto
y los automóviles corren sin saber
que una piedra espera en una curva la señal del destino.