Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
MARKUS COPPER (1968-2019) / LOS HERALDOS DE MI TUMBA
El significado de estas monumentales obras está abierto y su marco de posibilidades es muy amplio, pero ante todo nos estremecen y asustan. Son artefactos complejos que parecen tener la suficiente vida para amenazar y amedentrarnos.
El finlandés COPPER es el reverso de un visionario, no sólo nos emplaza en una visión de futuro que nos transforma, sino que la construye y materializa pedazo a pedazo hasta la consecución de su máxima confabulación.
El autor ya se ha desmarcado en la distancia, la cercanía nos la deja a nosotros, conmocionados por estos artefactos monstruosos ante los que son inútiles las oraciones y los sacrificios. Saben esperar el momento oportuno.
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