Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
Lo que es ya usual es que las obras de arte sometan a nuestro juicio y contemplación reflexiva su contenido, el medio de representación utilizado y la adecuación o inadecuación de ambos.
En el caso del argentino PIETRA, su obra son ventanas que hasta rebasan el marco que las contiene, que tienen una multiplicidad de planos en uno, que cuando creemos que es descifrable ya no lo es a medida que la vamos observando.
Sus imágenes parecen que brotan a la vez todas en un momento determinado y son caleidoscopios que se manifiestan como formas y colores en el sueño devorador de los que las contemplan. Tiene formato de tiras pero su configuración es precisa y enloquecedora, y sus significados están abiertos y cabalgan unos al mismo tiempo que otros. Su imaginario no es concluyente porque está esperando continuación y nuevas metáforas y laberintos.