Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
MICHAEL TRACY (1943) / CUÁNTO MÁS OBSERVO MÁS ME ADENTRO
Las obras del estadounidense TRACY son la respuesta a sí mismo para buscar sus huellas, sus pisadas, sus convicciones, dentro de un ámbito de luz y sombras cromáticas cuajadas en la materia. No quiere que esta última se le escape sin haberla tratado y digerido.
Podemos incluirlo en muchos escenarios etiquetados y con sabores añejos, pero no es suficiente porque su impronta creativa está dominada por un pathos que siempre está dándoles vueltas a sí mismo como una encarnación sublime transfronteriza.
Se ven, por lo tanto, resortes plásticos que desbaratan ideas preconcebidas, que formanculminaciones que se ensamblan en la mirada y nos dejan con la duda a pie del ojo y sin poder moverse.