Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
MICHAEL CORINNE WEST (1908-1991) / VIVIMOS DE VESTIGIOS
Se cambió de nombre para no ser marginada por el mundo del arte neoyorkino, y aun así no formó parte de los pioneros masculinos del expresionismo abstracto. Pero su ardor, energía y pasión no se amilanaron.
Los lienzos de la norteamericana CORINNE eran tanto fruto de la angustia como de un indeclinable y explosivo sentido plástico. Con una fuerza cromática desusada arremetía con todo y contra todos.
Las densas capas de pigmento eran símbolo de una saturación de sentimientos y emociones, de encuentros consigo misma en sus momentos de meditaciones inconfesables sin palabras, pero no con gestos, trazos y sustancias.