¿Qué somos? ¿Nos encontramos dentro de lo ontológico o ya planeamos lo que podría ser la metamorfosis del futuro? ¿O quizá ambas cosas?
Abrimos una puerta, dos puertas, tres puertas, y una nueva metamorfosis nos pilla desprevenidos.Esa es la especulación de una obra como la del colombiano SALCEDO: la de ir detrás de esas transmutaciones como entes que nos ponen un testigo icónico y semántico de nuestra condición.
Nos vemos mutilados, cosificados, ayuntados con máquinas, puros objetos, aunque estemos siguiendo unas tautologías plásticas que siempre nos toman por invitados principales, pues lo de hacernos callar es reivindicación y revancha.
Podemos coger y abrir las maletas, meternos dentro de ellas e irnos, el destino no importa, ya nos situaremos en la dimensión adecuada, o mejor, nos la buscarán y gracias a ello seremos un vaticinio antes del momento del despojo.
«La Pirriría», al pasar por nuestro lado en El Malecón, nos…
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