Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
JOSÉ PORTILLA (1937-2020) / YO BUSCO Y DESPUÉS LLEGO
Podemos etiquetar todo lo queramos la obra del salmantino PORTILLA, pero lo cierto es que despierta nuestro sentido telúrico con esa portentosa capacidad para que la tierra se tome a sí misma como origen y revelación plástica.
Las vetas son innumerables, así como las texturas, las arrugas, los raspados, las grietas, las huellas, los signos, los enrejados, la densidad con la que se adentra en un territorio marcado por el transcurso del tiempo y del olvido humano.
En el fondo graba una nueva naturaleza que quiere para sí mismo, que a través de sus fantasías cromáticas la va desarrollando, la va haciendo suya, nos la va brindando con una creatividad carga de secretos y preguntas.