Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
Hay tormentas que en la esfera plástica se desatan con el fin de explosionar en un interior que se debate entre la vida y el arte, entre lo que se toca y palpa y lo que se encuentra moldeado su interior con la convicción de un rumbo intrincado.
No se hacen preguntas, ni se dan respuestas, el hilo del sentir radica en esas furibundas detonaciones y arrebatos que en su denso y sabio hacer involucran espacios físicos y mentales que han dejado de lado al tiempo, que cabalgan sobre sí mismos en un medio que les resulta odioso.
El argentino SAKAI afila el cuchillo y luego zurce, pero las oscuras gamas cromáticas ni piden perdón ni se arrepienten, sólo un viento violento las hace hablar y expresarse y proyectarse sobre la mirada como si fuese a devorarla.