Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
En la obra del chileno TORAL hay aspectos lúdicos, sensuales, voluptuosos, que forman en el espacio una geometría receptiva de una dimensión cromática que es toda una pasión por sí misma.
Se atisban cuerpos esbozados que nadan y fluctúan en ese cielo de tonalidades volátiles que enmarcan un hemisferio desconocido y remoto al que solamente vemos discurrir ante una mirada desvalida.
Constituye un ejemplo de esa maestría pictórica encaminada a lo esencial desde el primer momento, hechizada desde que empieza a brotar y en la que es tal su energía que le cuesta concluir.