Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
Vivos que están moribundos y desnudos se hacen dos para por lo menos tocarse y esperar juntos. No sabemos los que esperan, quizás momificarse para esconderse en un eterno refugio.
La belga VANHOVE, continuando la saga de los grandes escultores, nos dilata el vértigo existencial con sus obras, no se atiene a compasiones que no existen y sí a misterios heridos.
Tampoco sabemos de donde salen estos seres hasta que la percepción volcada sobre ellos nos hace angustiarnos con su inmovilidad absoluta, con su quietud absorta y en algunos momentos desesperada, aguardando una inmortalidad que no llega.