Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
ALEJANDRO QUINCOCES GIL (1951) / PAISAJES AL DESCUBIERTO
El bilbaíno QUINCOCES viene a mostrarnos que los paisajes urbanos e industriales requieren otra mirada como la que le brinda su pintura, la que a través de su inspiración plástica acentúa una configuración desde la pregunta y el enigma.
Están estructurados desde distintos planos, desde diferentes posiciones y ópticas, pero mediante su amalgama cromática y tonalidades descubre la importancia de una visibilidad que encierra una tromba de significados.
En unas obras hay horizontes, en otras se consumen en su inmediatez y cercanía, según sean más o menos protagonistas condenados a ser luces y sombras, días y noches, esclavizados por el destino.