Todo se reduce y traduce en trozos. Pedazos del tiempo, de la vida, de la tierra, de los objetos y las cosas, de lo construido y habitado. Añicos que han quedado en flotación porque ese es su nuevo paraíso.
Las instalaciones de colgaduras se constituyen a modo de tapices que en lugar de decorar ponen en el aire en suspenso fragmentos que nos identifican, que nos relacionan y hasta acusan de urdidores de una pasión constructiva a la par que destructiva.
La inglesa PARKER sabe perfectamente la distancia plástica y ornamental que separa una significación de otra, por eso no rehúye la que ha traspasado la línea impregnándole de los parámetros armónicos necesarios para el lenguaje de su visibilidad y determinación.
Aunque su acicalamiento y peinado sean efectos buscados, la visión no queda ahogada por los mismos, conserva la mística de su indagación y experimentación en lo relativo a su…
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