
- Estas obras del ruso BELOV captan la pesadilla de víctimas y verdugos en la era estalinista. Al contemplarlas los significados ya se han rendido y levantan las manos.

- No hay un dramatismo superfluo, solamente concisión, penetración, presagios de muerte, y un patetismo fraguado en unas tonalidades que casi ni se atreven a respirar.

- La lectura es tan obvia que no cabe inferir meandros para poner a la vista un sentido pictórico de una realidad histórica a la vez intemporal, que pone a la vista la esterilidad mortal de la condición humana.

- ¡Oh , sí! Los muertos crecen. El último traje que se
- hicieron,
- al amortajarlos ya les viene pequeño.
- (León Felipe)