Desde el Renacimiento los retratos siguen siendo motivo de indagación -el arte del retrato, desaparecido desde el siglo V, fue recuperado al cabo de nueve siglos, en la Europa cristiana-. Es lo humano, nos decimos, es su referencia, lo que con el cara a cara no podemos captar, desentrañar.
Así fue como sucesivamente cambiaron, mudaron conforme a realidades, creencias, situaciones y circunstancias. Lo plástico se hacía necesario para que el placer de mirar se fundiese con la singularidad de aprehender y percibir. Y asimilar y discernir.
Sin embargo, la norteamericana SCHUTZ se puso en contra ante tantas y demasiadas apariencias, giros, perfiles, rasgos en círculo, ovales, se requería, visto el contexto social y cultural, otra manera.
Si no hay más circunloquios y evasivas, hay que ser lacónico y plantear una pintura de vivos anegados en su propia belleza del horror. Hasta la parturienta tuerce su mirada hacia el paisaje de…
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