Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
La mente del colombiano, ya amigo, FÉLIX, residente en España, tiene y acumula tantos designios que aparenta ser incapaz de abarcarlos todos. Nada menos cierto, pues estamos ante un caso de praxis inagotable, diversa y compleja.
Escultura, pintura, dibujo, instalaciones, constituyen criaturas que se manifiestan como si estuviesen en un universo creado para ellas. Su magnífica configuración plástica alcanza registros impensables, porque son hallazgos y territorios de encuentro para símbolos, signos, relatos, sueños, imaginarios, acontecimientos y significados.
Así es como el conjunto de su obra, tan aparentemente dispar, está conjurada para una visión antropocéntrica desde su origen precolombino y ancestral hasta hoy. Él ve, comprende y siente con toda intensidad y de esta manera amplía al máximo su potencial de exploración y la evidencia de unos valores estéticos sin parangón.