
- El zaragozano MOÑÚ tiene un estilo propio con una óptica inconfundible, a través del cual arma una plástica en la que se mira y nos mira. Las cabezas son su camino a una abstracción entre la duda y el arrepentimiento.

- La plasmación deja que el fuerte impacto cromático campe a sus anchas, razón para que el desvelamiento resultante no caiga en el tópico ni en lo típico.

- Los vericuetos cerebrales en sus declinaciones geométricas ocupan casi todo el espacio y confieren a la complejidad pictórica su sino enajenado y bronco, su pensamiento inagotable y su fisonomía de testuz permanentemente encendida.

- Después pasan los años, y la vida
- (demasiado confusa para explicar por carta)
- nos hará más perdidos.
- (Gil de Biedma)