- Un mural es una apuesta arriesgada, pero para el artista hispano-cubano FELIPE ALARCÓN es una ocasión esperada (yo también se lo dije) de trasladar su visión plástica e histórica al habitante latinoamericano en particular y al espectador en general. Allí, en el realizado recientemente por primera vez en Miami, están todos sus espíritus reales y vivos, y los soñados.
- Nos descubre una nueva manera de mirarlo, ya que «el fin ha absorbido el medio, el efecto devora la causa, y cualquiera que fuera el acto, sólo queda el resultado (Paul Valéry). Y, por lo tanto, tal hechizo engancha en sus atisbos, en su sustento, en sus significados y en todo lo que integra y unifica.
- La pintura, con ese agarre cromático de nitidez, es más que una potencia transmisora, pues ella sola abarca lo que para nosotros, los observadores, es insondable aunque armonioso, también mito en pos de incertidumbres y certezas, y comunicación y fuerza, y símbolo y poder.
El mar no es más que un pozo de agua oscura,
los astros sólo son barro que brilla,
el amor, sueño, glándulas, locura,
la noche no es azul, es amarilla.
(Idea Vilariño)
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