- André Maulraux, antes los cantos de sirena actuales, ha mantenido que el arte es la prueba irrefutable del hombre frente a su desaparición. El suizo SOUTTER es un argumento contundente en ese sentido a pesar de haberlo tachado de enfermo mental y encasillarlo en el art brut.
- Su obra, y especialmente sus dibujos, han constituido un precedente que no ha dejado de generar influencias, premoniciones, tendencias, debates y asombros. Porque su concepción esquématica señala una figuración que designa, muestra en aras de una visión que vaya más allá, hace que la mirada se vuelva hacia uno mismo y se plantee las grandes cuestiones espirituales (Balthus).
Él se preguntaba, y plasmaba en una superficie dada después, las miles de soluciones para combinar sus figuras móviles y fijas. Así es como al final creaba un universo entero que se convertiría en su prisión obsesiva y en el que viviría con la duda existencial a través del relato de sus dedos.
Y de ahí, también, el terror a la inteligencia, el odio, el querer matarla, por ser vida.
(María Zambrano)