
- Todo son cábalas en esta estrenduosa ceremonia de la confusión, de la que no se sabe aún quien es el vociferante y delirante autor, medieval sin duda. Mas su escenografía comporta un himno a una jubilosa locura y una mala leche que nos hace más hijos de puta de Dios que nunca, seamos humanos o animales.

Son imperfecciones, Señor, perdónanos, que de vez en cuando se escapan a la razón, las cuales, como decía Ruskin, son el signo de la vida, que de desterrarlas significarían la destrucción de la expresión, además de oponerse al esfuerzo y paralizar la actividad.

- Gracias a tipos como éstos la imaginación sigue con el horizonte abierto, al éxtasis ya no le cubre la mierda y la pasión es el huevo de otra existencia, la que nos aguarda entre todos ellos aunque sean unos perfectos cabrones y tocacojones.

- Son sólo noches desnudas
- enamorándose del tiempo.
(Tomás Martínez)