Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
EZIO MARTINELLI (1913-1980) / MIS DESVELOS HAN DADO FRUTOS
Decía Goethe que el rastro de la singularidad para un artista es su estilo. Se posee un buen estilo si se es leal a su yo, a su sensibilidad singular.
En el caso de la obra del estadounidense MARTINELLI, fiel a su yo, el propósito es la materialización plástica de un interior orgánico que está mutando constantemente.
Tanto cromáticamente como linealmente las formas dibujan y se desdibujan, se interrelacionan en lineas y manchas, constituyen osamentas y metamorfosis de cuerpos. Tienen el vocabulario de los signos pendientes de destino.
Si, después de morir, quisieran escribir mi biografía,
No hay nada más simple.
Tiene sólo dos fechas: la de mi nacimiento y la de mi